El fuerte viento no impide la buena marcha de la procesión infantil ‘Los niños de la gavia’, que en su segunda edición volvió a conectar con los unionenses en sus cien minutos de duración, además de presentar varias novedades como la imagen del ‘Ángel custodio de la sierra’ portado por chavales de entre 11 y 13 años y arropada por la banda de la Caridad (ha introducido tamboristas de tres años de edad), la presencia de una representación cofrade de Portmán, los nuevos trono y estandarte del ‘Jesús Minero’ y el encuentro final dentro de la iglesia entre las dos tallas.

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La novedosa procesión infantil de la Semana Santa Minera se estrenó el pasado año con enorme éxito. Entonces pilló bien avanzado abril y en una jornada calurosa. La segunda edición presentaba otros elementos, pues la temperatura era más fresca y se ha sumado el fuere viento. Sin embargo, la jornada ha vuelto a ser estupenda en cuanto a expectación popular como a la marcha del gran cortejo. No es un desfile con la rigidez del paso procesonista, pues había libertad, pero sí para que la participación y colorido que ponen los futuros procesionistas, que en este caso han sabido no perder en momento alguno la compostura pese a los incordios de Eolo (dios del viento en la mitología griega).

Poco después de las doce horas ha partido la comitiva desde el colegio de Carmelitas. Una hora y cuarenta minutos más tarde se clausuraba la procesión dentro del templo de Santa María. En ese centenar de minutos ha quedado la sensación de que se estaba presenciando una procesión muy bonita, repleta de frescura gracias a sus protagonistas, que ha sido los tres grupos de niños de la Cofradía del Cristo de los Mineros, de la Cofradía del Cristo del Silencio de Portmán y los que han ido de paisano, junto a los representantes de las agrpaciones de San Juan, Dolorosa, Cristo de los Mineros, Soledad, Virgen de la Caridad y Nazareno. 

Novedad era la presencia del nuevo trono de la agrupación de la Virgen de la Caridad sobre el que iba la imagen del ‘Angel custodio de la sierra’ (obra de Galo Conesa, al igual que el ‘Niño Jesús minero’), que han portado quince chavales de entre once y trece años de edad del colegio de El Garbanzal de manera ejemplar. Algo más mayores son los veinte portapasos mixtos del Nazareno llevando al ’Jesús minero’. Han llevado el trono de forma casi perfecta, incluso con momentos de majestuosidad, como en las curvas, donde se nota la labor del capataz Alfredo Gómez, quien los está contaminando de sus muchas décadas en este mundillo de meter el hombro. La peana, otra de Francisco Sánchez Martínez, era novedad en esta edición, al igual que el banderín elaborado por María del Carmen Rambal. Por cierto, dentro de este mismo terreno, se ha incorporado una burrica llevada por Pencho Solano. 

En el capítulo sonoro, la banda de la agrupación Virgen de la Caridad ha cambiado su posición con respecto al año anterior, pues en esta ocasión ha arropado al nuevo trono angelical, siendo también novedad en sus diez componentes la presencia de niños de 3 años, cuando en 2017 el tramo de edades comprendía de 5 a 15 años, siendo rebajada este año.

La comitiva ha tenido su espacio de honor, con el hermano mayor de la hermandad minera, Juan Antonio Pérez Campillo; la teniente alcalde del equipo de gobierno, Elena Lozano; y la portavoz del grupo municipal del PP, Verónica Veigas. También estaba el alcalde, Pedro López, pero en teoría, pues en la práctica ha disfrutado siendo el que más crespillos y postales ha repartido entre el público. Se le aprecia muy implicado con esta procesión e, incluso, tras concluir los actos, ha sido uno de los que han llevado hasta los vehículos los tronos ya sin imágenes ni flores. Regresando a la procesión, detrás de los aludidos y por delante del trono titular del desfile iba la representación de la agrupación del Nazareno, encabezada por su presidente, José Cortado, junto a dos hermanas y el ‘Hermano de honor’ de este año, el periodista Carlos Illán Ruiz, director del periódico de La Unión. Otro detalle a reseñar es la presencia de grandes vehículos cruzados en los extremos de la procesión, como un camión de Protección Civil. El motivo es que España sigue en alerta 4 antiterrorista y no se pueden bajar los brazos.

La gavia de procesionistas ha llegado hasta la plaza de la iglesia del Rosario, donde el viento ha dado su último gran soplido. Han ido entrando en el templo hasta hacerlo el trono del ‘Jesús minero’ sobre los brazos alzados de sus portadores, que en todo el trayecto no han dejado de lanzar ‘vivas’ que han animado mucho el paso.

En la parroquia, el reverendo Ginés Luis Vicente, ha trasladado a los presentes que el amor de Dios “se manifiesta en Semana Santa, que es pasión y muerte de Jesús, pero después llega la Resurrección. Somos portadores de ese amor”, ha dicho. A continuación, los representantes de los grupos participantes han llevado a cabo las ofrendas: piqueta, biblia, crespillos, minerales, velón, pico y pala, alimentos y pan y vino, cada uno acompañado por su metáfora en el sentimiento cristiano. Tras el rezo de un padrenuestro, los tronos del ‘Ángel’ y del ‘Niño’ han sido elevados por sus portapsos, protagonizando un novedoso y bonito encuentro al quedar ambos encarados.

“Todo ha salido perfecto”, expresaba el hermano mayor, Juan Antonio Pérez Campillo, muy satisfecho, al igual que Pedro Pérez Nieto, coordinador de la procesión. Se comenta que ya está en mente preparar nuevos tronos que harán crecer la procesión infantil, no sabemos si será cierto o no, pero sobre sí que sería abono para unas raíces que cada vez son más fuertes.

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