Esplendor que abre puertas
Escrito por Marian.G - 21 DEhoy AgenCYA. 30 de marzo de 2018, viernes
La brillantez marcó la procesión del Cristo de los Mineros, en la que María y Manuel han hecho historia al ser los primeros nazarenos que desfilan en silla de ruedas en la Semana Santa Minera.
La procesión del Real y Santísimo Cristo de los Mineros merece ser de Interés Nacional, pero nos hemos enterado hace unos días que ese objetivo no puede avanzar hasta que haya generado, al menos, veinte publicaciones en medios informativos nacionales. En los programas de radio escuchamos testimonios de oyentes de muy diferentes puntos del país elogiando sus cortejos pasionarios. Es evidente que para cada uno lo suyo es lo mejor. La clave, entonces, está en las señas de identidad y en elementos o sucesos que hagan diferentes a unas procesiones de otras. El desfile de La Unión tiene una combinación de saetas y portapasos con elementos de la minería (carburos, picos, palas, galena, etc.) que la distinguen, pero está claro que faltan más alicientes para merecer el interés mediático. 
Este año se suma uno con varias vertientes especiales. La presencia de dos nazarenos en silla de ruedas es novedoso. Lo desveló este diario con un artículo y esa circunstancia llamó la atención de la televisión autonómica. Por ahí está el camino. La otra vertiente es la de derribar murallas o abrir puertas, acercando a las personas con algún tipo de discapacidad a la actividad general, evitando que se sientan apartadas. En la agrupación del Nazareno se integraron sordomudos en su tercio y este año lo han hecho dos personas en silla de ruedas. La Ley de Accesibilidad comienza más en cada uno que en las autoridades, aunque este comentario no quita que los políticos asuman y ejecuten sus obligaciones en este tema.
La procesión se puso en marcha sobre las nueve de la año desde la casa de la Patrona. Entre aplausos del público y vivas de los portapasos fueron apareciendo los tronos, perfectamente escoltados por el orden de sus penitentes, apagándose las luces en la plaza de la Iglesia cuando irrumpió el titular de desfile, el crucificado de los mineros.
En cabeza, la escuadra-piquete creada en 2015 por la cofradía, abriendo paso a la gran familia del Nazareno, donde pronto se pudieron ver a María y Manuel avanzar. En su caso, la velocidad se ajustaba al paso. Continúa el paso de la Verónica, que lleva la asociación de vecinos, muy satisfechos de que la llamada que efectuaron ante la falta de portapasos se ha saldado con éxito (incluso llevaba uno como suplente). El marcial paso sanjuanista llega a continuación, con el Discípulo Amado elevado por los hombros de sus fieles portadores entre ‘vivas’. Siguen la Virgen Dolorosa y la Virgen de la Caridad, dando paso a las agrupaciones del Cristo de los Mineros (la imagen sale entre la oscuridad) y María Magdalena, cerrando la Virgen de la Soledad sobre trono restaurado.
El recogimiento cargado de emoción lo plasmaron las saetas y los cantes mineros de pasión en la calle Numancia y Quevedo, junto a las ofrecidas frente al Ayuntamiento y en la plaza de la Iglesia, antes del cierre. Un aspecto a resaltar, aunque se repita cada año, es la masiva presencia de espectadores. La devoción hacia esta procesión es infinita. Tras unas cuatro horas y media en la calle se escucha la Salve después del tradicional encuentro entre el Cristo y la Dolorosa en la plaza del Rosario. Ovación para tanta emoción.
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