Ha fallecido Julián Méndez Murcia (Salvador Artesano). Sus amigos, tanto en Elche como en La Unión, no le olvidan y le homenajean con unas sentidas palabras.

 

"Hace pocas horas que Julián se ha rendido a la desigual batalla que hace unos meses mantenía contra una cruel enfermedad. Somos muchos los amigos que, tanto en Elche, como en La Unión, su pueblo y el mío, empezamos a sentir el gran vacío que, desgraciadamente, resultará imposible de ocupar.

Estoy seguro de que amigos de Julián, con mejor pluma que la mía, le habrán dedicado el recuerdo escrito que el se merece. Pero yo me siento en el deber y en la obligación de dedicarle el testimonio público de mi cariño y de mi admiración. ¡Si admiración!. Admiración hacia su alegría de vivir. Admiración hacia su carácter emprendedor (se va cuanto más falta hacía a este desolado país). Admiración hacia su compromiso familiar (Julián ejercía de patriarca de su querida familia). Admiración hacia su inquebrantable sentido de la amistad. Admiración por su escaso ¿nulo? afán de protagonismo. Admiración por el amor que sentía por su pueblo (en donde fue reconocido y querido por su generosidad y sus ayudas constantes). Y, sobre todo, admiración por su actitud ante la enfermedad. En los pocos meses que ha durado la misma, y mientras le quedaron fuerzas, estuvo más pendiente de que los demás no sufriéramos, que de su propio sufrimiento.

Yo conocí a Julián en el pueblo que le vio nacer, siendo él prácticamente un niño, y yo casi, o sin casi, adolescente. Era un chiquillo alegre y despierto, y nunca tuvo reparo alguno para relacionarse con los que nos sentíamos mayores. No exagero si sostengo que ya era el proyecto de lo que más tarde llegó a ser. Un empresario de éxito.

La justa aspiración de luchar por un mejor futuro trajo a su familia a Elche, al comienzo de los años sesenta. Julián sin tiempo para estudiar en los libros de texto, hubo de hacerlo en el día a día del trabajo, y por ende, en la vida misma. Cuando con idéntico objetivo que la familia Méndez Murcia, pero por otro camino, me establecí en Elche, Julián tardó poco en contactar conmigo. Desde aquel primer encuentro él se encargaría de que nuestra relación permaneciera viva en el tiempo (invitaciones a los actos más entrañables de su familia: bautizos, comuniones y al final las bodas de sus hijas). Tengo que confesar que no siempre pude acompañarle, pero cuando lo hice, no tuvo reparo alguno para ser cariñoso y solicito conmigo.

Transcurrido el tiempo llegaron las tertulias en su 'bodeguilla'. Benditas tertulias que tanto voy a añorar. Se celebraban varias a lo largo de la semana. Yo asistía generalmente a las que se desarrollaban los viernes, de ámbito deportivo, que sazonaba y dirigía mi condiscípulo y entrañable amigo Santiago Gambín. En dichas tertulias, como me consta que ocurría en todas las demás, un factor común: respeto a la pluralidad de pensamiento e igualdad de acogida a todos los tertulianos. ¡Así era Julián!.

En estas apretadas letras quiero dejar constancia de mi sentido pésame y consideración hacia Pepi, la mujer de su vida, y mi afecto a todos sus familiares, con la ilusión de que sientan, que seguro que lo sienten, el orgullo del legado que Julián les ha sabido dejar.

Termino, como terminaban nuestras tertulias: Pepito Amorós, el presidente, intentaba imponer silencio, una vez conseguido, Miguel Hernández (un verdadero marqués, aunque, ni falta que le hace, sea un marqués verdadero), levantaba su copa y lanzaba tres hurras en honor del invitado del día. Hoy me permito suplantarlo en su tarea, se que me perdonará, y soy yo el que levanto mi copa rebosante para la ocasión de cariño, gratitud y amistad, y dedico un brindis muy especial por el invitado que siempre estará en nuestro corazón, Julián Méndez Murcia".