‘Cristo alcalde’

Pedro López entregó el bastón de mando al Cristo del Silencio y pasó a su puesto habitual como portapasos instantes antes de salir una procesión que llenó de bella oscuridad a Portmán.


Para el actual regidor del municipio, Pedro López, el de ayer era un día muy especial, pues fue un Jueves Santo cuando falleció su padre. A esta circunstancia se une su naturaleza portmanera, con lo que es fácil comprender como sus sentimientos querían llevar a cabo algo especial. En la Semana Santa de 2016 no llevaba ni un año en el cargo y le pareció algo precipitado. En 2017 no pudo salir bajo el trono del Cristo del Silencio por otras obligaciones. A la tercera ha sido la vencida. Tras formar parte del cortejo del Cristo de los Mineros de la ciudad, el primer edil se desplazó a Portmán con el bastón de mando de alcalde y dentro de la iglesia de Santiago se lo entregó al Cristo del Silencio, depositándolo junto a sus pies en el trono, “y mi idea es que el próximo año vuelva a llevarlo”, anunció. El Crucificado pasó a ser durante un par de horas alcalde del municipio, mientras que Pedro López volvía a ser portapasos, labor en la que lleva mucho años. 

Fue el principal prolegómeno del inicio de la Procesión del Silencio que organiza la hermandad del Cristo del Silencio y que nuevamente embrujó a Portmán y envolvió en esa magia a todos los que la presenciaron. El pueblo quedó a oscuras y por sus calle avanzaron los tercios con los tronos de Cristo y de la Dolorosa. Sólo la escasa luz de hachotes y velas, sólo el ruido suave del golpe de tambor… Sólo la fe de Portmán ilumina un cortejo tan sentido.

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