El torero murciano Pepín Liria recibió ayer el máximo galardón institucional del Festival Internacional del Cante de las Minas, el Castillete de oro, y aprovechó para hacer una defensa de la tauromaquia, “de un mundo que siento que se nos está atacando y haciendo mucho daño y creo que la conducta de los taurinos es irreprochable, en todo caso demasiado cautos y benevolentes ante los ataques que recibimos”.

La entrega tuvo lugar en el salón de actos del Ayuntamiento de La Unión. El alcalde de La Unión y presidente ejecutivo de la Fundación Cante de las Minas, Pedro López Milán, otorgó al torero este galardón por su labor en particular y como homenaje a la tauromaquia en general y a su vinculación al flamenco.

El torero de Cehegín, arropado por un buen número de amigos (entre los que estaba José Antonio Camacho), exseleccionador nacional de fútbol), y especialmente por su hija, María, reconoció que sigue teniendo un torero dentro de él que se altera cuando llegan las cinco o seis de la tarde (“la llama sigue dentro”) y aprovechó para reivindicar su profesión, “porque estamos siendo muy atacados, es muy importante este castillete porque defiende para mí lo más grande". Mencionó especialmente al desaparecido José María Manzanares (“el torero que mejor nos hizo entender cómo iba de la mano el toreo y el flamenco, y la magia que existía entre ambos”) y a otros toreros galardonados con la misma distinción como Espartaco y Enrique Ponce.