Un brillante relato de los hechos a cargo de Francisco Ródenas permitió conocer a doscientas personas los sucesos del ‘trágico martes de carnaval’ y el papel de patronos, autoridades y víctimas, además de conocer a héroes que para muchos estaban ‘escondidos’. Una escenificación de ‘Badar Kablar’ y el cante enriquecieron la cita con la historia del 7 de marzo. Incluye VÍDEOS

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El alcalde, Pedro López, en su alocución final, comentó que alumnos de un instituto que había visitado la Casa del Piñón desconocía el capítulo del ‘7 de marzo de 1916’ en la historia de La Unión. Tristemente, no es un hecho aislado ni sorprende. Hay muchos unionenses para los que la historia es una ‘asignatura suspendida’ o que está de más. Ahí hay un frente de batalla a acometer con energía.

Las doscientas personas que anoche abarrotaron el salón de actos del Ayuntamiento recibieron una inyección cargada de unionismo tras escuchar, durante una hora a Francisco Ródenas, lo que sucedió el 7 de marzo de hace cien años, para lo que el cronista de La Unión estructuró su oratoria con el apoyo de imágenes, unas originales y otras habilitadas para la ocasión, además de documentos oficiales y periódicos de la época, que permitió al foro asistente conocer la historia como si de un tebeo (o cómic) se tratase en un día ventoso y con llovizna, como lo fue el que era rememorado un siglo atrás.

En el vídeo adjunta se puede conocer un tramo de la conferencia, en la que pudimos conocer la precariedad social de los mineros y sus familias entonces, al igual que sus reivindicaciones (5 reales y que el patrón pusiese la piedra del carburo, que luego bajaría a 3 reales), mientras que la otra parte ofrecía sólo un real. La situación llevó a la convocatoria de huelga general el 3 de marzo de 1916 de quince mil mineros y el envío de militares y guardias civiles por parte del Gobierno de la Nación hacia la sierra minera. El día 7, martes de carnaval, tras una reunión en la casa del pueblo de El Llano del Beal, un grupo de obreros se dirige a la mina para si los que estaban trabajando lo hacían coaccionados, mientras que por las fuerzas armadas gubernamentales se alegó al gobernador civil que cuatro mil personas pretendían paralizar la producción. El resultado fueron las balas de los fusiles Máuser y los sables que acabaron con la vida de siete personas y provocaron decenas de heridos. La valerosa acción del personal de la Cruz Roja evitó “lanzando el corazón por la boca”, por su esfuerzo, una desgracia mayor, al interponerse entre ambos grupos y cogiendo a heridos, llevando a algunos a hombros hasta el hospital de la Caridad unionense. Se acusó a los obreros de llevar explosivos, lo que la historia ha descartado, siendo acusados en procesos judiciales. Al final, los cargos fueron sobreseídos y el aumento salarial quedó en 25 céntimos. ‘El pez grande siempre se come al chico’, a veces con sangre de vidas humanas, se podría decir.

Éste muy somero relato es una muestra breve de una tragedia que al entonces alcalde de La Unión, Gregorio Conesa Vera, hizo enfermar al ver a los heridos en el hospital. Sin embargo, la noche de esta martes de carnaval teñido de sangre, no se suspendió el baile organizado…

Se pudo conocer el enfoque distinto que se ofreció en los medios de comunicación, según su ‘color’, y que llegaron enviados especiales de algunos periódicos.

Ese capítulo también tiene su hueco para los héroes, especialmente de la Cruz Roja, como hemos indicado. Hay algunos nombres que merecen ser conocidos por los unionenses, como Anastasio Campos Leandro, quien participó en esa labor y que años después también estuvo en el rescate del ‘Cristo de los bomberos’ y auxiliando a las víctimas en bombardeos de la Guerra Civil en Cartagena. Su nieto, José María Campos Nieto, subió anoche al escenario para recoger diplomas que se entregaron, en señal de reconocimiento, a los familiares de las víctimas. También estuvieron Rogelio García Galindo (que en la actualidad tiene 94 años y reside en Cabo de Palos), el hijo de Martín García, uno de los camilleros de la Cruz Roja, y los herederos de una de las víctimas, Valentín Escobar.

Las Siervas de Jesús también contaron con una representación, al igual que Cruz Roja, Casa del Pueblo y el ayuntamiento de Cartagena, junto a la viuda del alcalde, Francisco Martínez Heredia, quien en 1980 rescató la historia y dio el nombre de una calle al ‘7 de marzo’. El acto, que tuvo como presentadora a la edil Carmen Riquelme, fue enriquecido por una breve muestra escénica de los obreros a cargo de actores del grupo teatral ‘Badar Kablar’ y el cante de fandangos del gradino Juan Pinilla (que tiene la ‘Lámpara Minera’ desde 2007) de ‘Un siete de marzo era’ con Antonio Fernández a la guitarra.

El epílogo lo ponemos con ‘los siete del día siete’, los nombres de las personas que fallecieron y a quienes Francisco Ródenos dedicó las esquelas que en su día no tuvieron:
- Gabriel Gutiérrez Sánchez, 37 años. Natural de Almería de vecino de la calle de La Mata, en La Unión
- Francisco Carrillo Paredes, de 15 años. Natural del caserío de Las Caleras de La Unión.
- Francisco Molero Rubio, 20 años. Residente en la calle Campos, de El Algar.
- Herminio Añón Martínez, 20 años. Natural de La Unión, vecino de la plaza de los Hernández, en El Garbanzal.
- Ginés Sanz Giménez, 27 años, de La Unión.
- Ana María Céspedes Soler, 45 años. Vecina de El Llano del Beal.
- Valentín Escobar Callejón, 46 años. Natural de Granada, vecino de Alumbres y que dejó ocho hijos.

El 7 de Marzo de 1916, se escribió con sangre la historia de La Unión.