Proyecto Helade, que integran el unionense Luis González Marín y la cartagenera María García Arcos, ofreció un brillante diálogo de música y pintura con la artista plástica navarra Naroa Armendáriz Etxaniz en Pamplona.

La propuesta escénica permitió compartir con el público la experiencia del proceso de creación pictórica partiendo de la conjunción de color y sonido, de ritmo y armonía, presente tanto en la música como en la pintura.

El ciclo 'Miradas de cultura contemporánea' comenzó en Pamplona con el espectáculo que proyecta la idea de dar forma visual a lo sonoro utilizando diferentes recursos visuales. 'Arte Sonoro' surgió "tras una 'tormenta de ideas' que hicimos estando en Islas Menores", un lugar donde la pareja tiene facilidad para que broten las ideas. "Quisimos dar un giro a la idea que teníamos de la pintura y crear un espectáculo donde el proceso de pintar el cuadro fuera lo importante y a la misma vez nuestra música permanezca eterna en el resultado final del cuadro por la unión entre las diferentes vibraciones "el color y el sonido", continúan explicando. El siguiente paso era encontrar a la artista, descubriendo a Naroa Armendariz tras una búsqueda por internet, quien aceptó encantada. "Una vez que la música estaba elegida y Naroa tenía en su cabeza el tipo de cuadro que quería hacer (en gran formato con lienzos de 2x2 metros) aparecieron los problemas técnicos, que se solucionaron, con lo que empezaron los ensayos en el estudio de Naroa y a intercambiar conocimientos musicales y de artes plásticas cada vez más convencidos de que el espectáculo iba a ser único y todo un éxito, pero a la misma vez crecía nuestra incertidumbre por la cantidad de elementos técnicos que deben funcionar y estar coordinados durante el concierto, así como la cantidad de elementos que tendremos que controlar en la escena como plásticos, atriles, lienzos, pies de saxofones, pinturas, proyectores, pinceles y esponjas".

El resultado en Civivox San Jorge fue de una gran brillantez. El juego de luces y de saxofones inspiraba a Naroa a moverse y pintar, primero detrás del lienzo, enseñando la belleza de las sombras de su cuerpo pintón, y en el resto del evento cara al público y sin tapujos, dando color y musicalidad a las piezas que Proyecto Hélade tocaba. La parte musical de este concierto-performance, de estética vanguardista, incluyó obras compuestas en su mayoría en el último tercio del siglo XX y principios del XXI, y de estilos muy variados. "Va desde el serialismo de un compositor referencia como Luciano Berio, a otros que mezclan recursos teatrales, narrativos y expresivos como François Rosse, o el lamento misterioso de Jacob TV, con la mezcla del pop rock que impregna todas las creaciones del compositor", explican los creadores del espectáculo, en el que Proyecto Hélade utiliza la familia del saxofón en plural, es decir, utiliza el saxofón soprano, el alto, el tenor y el barítono. En la parte visual, Naroa Armendáriz empleó distintos recursos para interpretar la música y lo que ésta transmite, como pintura mural, trabajo en pequeño formato, videocreación, juegos de luces, movimiento corporal…, rompiendo con las fronteras de las distintas disciplinas y afrontándolas como una sola para sorprender a cualquier público.

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