Las cruces de mayo regresaron con enorme fuerza a La Unión con dos jornadas que han dejado un gran sabor de boca entre los numerosos asistentes a la iniciativa de la Cofradía del Cristo de los Mineros. Incluye GALERÍA DE FOTOS y VÍDEOS

Melchor de Haro Simón, quien falleció en 1999 y residía en una vivienda ubicada frente a la actual plaza del Museo de Semana Santa, no pudo ver cumplido el deseo de volver a ver las cruces de mayo en La Unión, como le comentó en algunas ocasiones a su yerno, Pedro, quien nos apunta que fue hace unos sesenta años, más o menos, cuando dejaron de instalarse, aunque entonces de una forma muy distinta a como ha sido ahora, en el regreso de la tradición. Entonces las cruces lucían más bien en fachadas y en absoluto estaban rodeadas de esa gran celebración primaveral que ahora se ha producido tras consumarse uno de los objetivos que el hermano mayor de la Cofradía del Santísimo Cristo de los Mineros, Juan Antonio Pérez, expuso el día que asumió el cargo y que ha salido adelante gracias a su equipo de trabajo y los apoyos recibidos, entre los que cabe destacar la implicación de diversas empresas y comercios locales.

El resultado de esa suma de esfuerzo han sido dos jornadas que han dejado gran sabor y que ha sacado a la calle a centenares de vecinos, aderezados por un buen número de visitantes. El epicentro, como es tradicional, estaba entre el museo cofrade y sus calles más próximas, por donde se distribuyeron cinco barras, con lo que se percibía la presencia de mucha gente pero en momento alguno agobio. Estos puntos de avituallamiento correspondían a las agrupaciones del Cristo de los Mineros y de Jesús Nazareno, Federación de Peñas de las Fiestas, Restaurante El Vinagrero y La Cartuja.

Tres cruces lucían en ese escenario. Una, la principal, instalada frente al museo a cargo de la Cofradía del Cristo de los Mineros, aderezada por elementos de las minas, al igual que la que montó la agrupación del mismo nombre. En otro punto, una singular y atractiva cruz de cañas con el Nazareno.

La música también fue otro elemento importante, con La Saga en la noche inaugural y el grupo uniones ‘El sitio de mi garaje’ en la despedida, con los grupos rocieros ‘Alma y Solera’ y ‘Albaicar’ bajo el sol del sábado, que fue el momento más álgido para lucir los trajes de gitana y los ritmos de sevillanas.

El punto de partida fue el pregón de José Castillo, que sucedió a la bendición de la cruz a cargo del reverendo Ginés Luis Vicente Blasco, dentro de un apartado litúrgico que tuvo su punto principal en la misa rociera matinal. También destacó la presencia en directo de Cadena Azul FM Radio y de nombres propios de la sociedad, como candidatos a las inminentes elecciones, quienes se comportaron (y disfrutaron) más como vecinos que como pregoneros de sus objetivos políticos; y también otros venidos de Cartagena, como el almirante jefe del Estado Mayor, Fernando Zumalacárregui, y el extermino mayor de la Cofradía del Resucitado, Tomás Martínez Pagán, entre otros.

Dos aspectos merecen ser destacados. Uno es el sinfín de tertulias que se llevaron a cabo entre los asistentes, lo que realza esta resurgida y renovada cruz de mayo como gran punto de encuentro, aderezado por las pañoletas verdes (ya es un símbolo de esta fiesta), cuya venta ha permitido ayudar a la labor que lleva a cabo Cáritas Interparroquial.

Juan Antonio Pérez, el hermano mayor, y los integrantes de su equipo con los que tuvimos ocasión de compartir varios momentos estaban más que satisfechos por la respuesta a esta iniciativa que, a buen seguro, se prolongará (y multiplicará) en el tiempo.

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