Domingo, Julio 07, 2024
   
Text Size

Un pueblo en la memoria: Que no me quiten lo cantao

Son ya 55 veranicos en La Unión desde que Esteban Bernal Velasco –alcalde- y un grupo de colaboradores, entonces concejales (Asensio Sáez y Pedro Pedreño), decidieran emprender esta aventura, inspirados y apoyados por un andaluz amante del flamenco, Manuel Adorna. Le llamarían al proyecto Festival del Cante de las Minas y fue incluido más tarde en lo que se conoció como ‘Festivales de España’.

Terraza Mery, uno de los escenarioque han acogido al festival


Duro fue el comienzo, pero la gran dedicación y adicción al mismo han hecho que los representantes municipales en ediciones posteriores hayan seguido trabajando y superándonse, siendo uno de los eventos más importantes en La Unión y hoy día, en España y en el resto del mundo, en cuanto a flamenco se refiere. Su internacionalización ha supuesto el encuentro con otros países, promoviéndose el conocimiento y divulgación del Festival, de ‘nuestra tierra’. Como se ha hecho mayor, y en honor a su madurez y perseverancia, se le ha otorgado la ‘Medalla de Oro de las Bellas Artes’ y ha entrado a forma parte de los ‘Bienes de Interés Cultural de Carácter Inmaterial’, todo un lujo.

Varios han sido los escenarios desde su andadura: terraza Argüelles, terraza Mery (en donde trabajé como acomodador, que se les llamaba ‘enlace’) y Antiguo Mercado Público. Desde el año 2007 hasta 2014 ejercí como secretario del jurado de los concursos. Antes, allá por 1997, tuve el honor de formar parte del jurado de letras del Festival del Cante de las Minas compartiendo silla con Asensio Sáez, Marín Albalate o Andrés Salon, premios que patrocinaba la Tertulia Literaria Mesa Café de La Unión, presidida por Pascual García Mateos y la mismísima María Cegarra (patrocinadora del premio para la mejor letra de mineras, denominándose éste con el nombre de su fallecido hermano, Andrés Cegarra Salcedo). María hacía entonces cuatro años que nos había dejado. El concurso, en principio, iba destinado al cante y su premio: ‘La Lámpara Minera’.


El ganador de la primera edición fue Antonio Piñana ‘padre’ (bueno, ahora abuelo, para no confundir q.e.d.); el de la quincuagésima cuarta edición, David Lagos. Con el tiempo el concurso se amplía a guitarra, año 1980 -entonces lo patrocinaba El Corte Inglés- y se realizada en una sola jornada dentro del calendario del Festival. Más tarde, y siendo director del mismo Antonio Parra, se abre el abanico con la creación del concurso de baile, año 1994, siendo el ganador Javier Latorre. En 2009 la comisión organizadora, bajo la presidencia de Francisco Bernabé Pérez, decidió instaurar una nueva modalidad de concurso, así nace el concurso de instrumentista flamenco. Un pianista, Borja Évora, se hace entoncers con el galardón.

Lámpara, Bordón, Desplante y Filón; son premios que enaltecen al pueblo, a la ciudad de La Unión. Una cita anual en donde se mezcla el arte flamenco en todo su esplendor: actividades culturales, gastronomía, galas flamencas, exposiciones, entrega de galardones –castilletes y carburos-, distinciones –premio Catedral del Cante, Trovero Marín…-, sin olvidar la esencia de su origen, el concurso, la recuperación y exaltación de los cantes mineros.

Asistimos a un gran cambio desde sus inicios: cartelería, pregoneros, bases de los concursos, escenografías, infraestructuras, incremento de las galas –siempre había una, y en ella estaba en cartel año tras año, Camarón-. Pero hay algo que todos ansiaban y era buscar una fórmula de financiación a este evento, que se desbordaba año tras año en cuanto a lo que se presupuestaba, nace la Fundación Cante de Las Minas, haciéndose coincidir con las bodas de oro del Festival. Una gran satisfacción saber que aquel proyecto sigue vivo y actualizándose día a día, de hecho el brazo ejecutor del mismo, ahí está viendo como alza su esplendor.

Muchas fueron las dificultades pero como todo proyecto hay que vivirlo y sentirlo y eso fue el comienzo y en esa línea sigue avanzando La Unión, en conservar y preservar lo nuestro, lo que nos identifica y define como Ciudad Minera, llámese cantaora o flamenca. De lo que en un principio fue una ‘aventura’, a la misma se incorporaron como protagonistas (Miguel Poveda, Maite Martín, Vicente Amigo, Javier Latorre…), sin olvidar a Juanito Valderrama, entre otros muchos. Tampoco olvidar las veladas troveras con el Repuntín, El Conejo II, El Patiñero, El Palmesano…, y esos genios poetas de pueblo que hoy día cuidan y perfeccionan su sabiduría en la Escuela del Trovo de La Unión que en esta edición, la 55 se han incorporado a la programación.

La creación de la Escuela de Arte Flamenco con sus distintas modalidades de cante, guitarra, baile y cajón flamenco y la compañía Ballet Flamenco del Cante de las Minas que estrenó en la pasada edición ‘Alma minera’ y que nos tiene abandonados por muchas dificultades que luego surgirían ha dado un paso más en el afán por perpetuar nuestra esencia.

Lamento que no tengamos peña flamenca, bueno nombre sí, pero no funciona. Habrá que hacer las gestiones a quién le corresponda para que se recupere. Por ahí suena ‘El Malacate’, al que le deseo los mayores éxitos en pro del flamenco.

En definitiva esto ha cambiado, y a mí que me gusta el flamenco, “que no me quiten lo cantao”. Salud y buen cante flamenco para los días que restan con Arcángel y la esencia, los concursos y la gran final del sábado. Buenas y calurosas tardes y noches flamencas.


 

  • Antonio Gómez Pérez es profesor de Educación Secundaria Obligatoria

© 21DEhoy agenCYA - launiondehoy@gmail.com - Telf: 968 92 22 63 - 608 48 90 63

Login Form

Este sitio utiliza cookies de Google y otros buscadores para prestar sus servicios, para personalizar anuncios y analizar las visitas en la web. Google recibe información sobre tus visitas a esta página. Si visitas esta web, se sobreentiende que aceptas el uso de cookies. Para mas informacion visite nuestra politica de privacidad.

Comprendo las condiciones.

EU Cookie Directive Module Information