¿Dónde está la casa azul dónde se pudieron cometer los abusos?, ¿sucedió una o dos veces?, ¿quién sacaba a la niña del instituto si ni su madre ni el acusado reconocen las firmas de los partes de salida?, ¿quién miente?. Son dudas generadas en la celebración de la vista oral contra un ecuatoriano acusado de abusar sexualmente de una menor de su mismo país en una localidad cartagenera. La fiscal pide que sea castigado con doce años de prisión, mientras que la defensa, que llevan de oficio los abogados unionenses Francisco Paterna y Carlos Bernabé, reclaman que sea absuelto.

Noticia relacionada: Le piden doce años de cárcel por abusar de una menor

El acusado, como es preceptivo, el primero en declarar en la sala de vistas de la sección quinta de la Audiencia Provincial. Negó de forma tajante haber acosado y mantenido relaciones sexuales con una chica de 15 años de edad que le ayudaba a su esposa y él con los tres hijos y en la venta ambulante. No ofreció una respuesta clarificadora cuando la fiscal le preguntó el motivo de las llamadas efectuadas desde su número de móvil a la menor pero se mostró tajante en afirmar que no abusó de ella. "Nunca he mantenido relaciones, ni la he toca, ni la he amenazado. Todo lo que dice ella es falso". Dijo que unas tres veces firmó para que la chica saliera del instituto y fuera al médico, pero negó que los otros partes estuviesen firmados por él.

Francisco Paterna, en su turno, aclaró que no fue condenado por una denuncia de 2010 que tuvo por abusos sexuales se archivó. Lo curioso fue saber que en la actualidad, el acusado vive con su mujer y sus tres hijos en la misma vivienda en la que residen dos tías de la menor, a la que esta última visita de vez en cuando. "Tengo una orden de alejamiento y cuando va me escondo o salgo de casa", dijo quien reside en esta comarca desde 2008, además de proclamar que ha buscado por todo el pueblo la casa de fachada azul donde la chica dice que tuvo lugar el abuso "y no la encuentro".

La madre de la menor explicó que su hija vino a España en el verano de 2010 tras fallecer su padre en Ecuador y mostró su dolor hacia el acusado, "con quien tuvo mucha amistad" hasta que "sucedió lo que sucedió". Explicó que a través de su hermana se enteró que el JASCR estaba sacando a la chica del centro docente y que notó a su hija "asustada y con miedo". Afirmó que se enteró de esos abusos porque su hija se lo dijo a una agente de la Guardia Civil. "¿Por qué fue a la Guardia Civil si no sabía nada?", le preguntó la fiscal. "Sospeché que algo pasaba", respondió la madre. La defensa, por su parte, resaltó las contradicciones que ha ofrecido en las cuatro declaraciones efectuadas por este asunto, además de indicar Paterna que ahora dice "que en septiembre sospechaba, cuando su hija afirma que hasta noviembre no hubo abusos". La madre también negó ser suyas algunas firmas de los partes de salida del instituto que le presentaron.

La menor sorprendió a continuación, durante su declaración, pues dicho que el acusado se acostó con ella una vez y no dos, como refleja las conclusiones de la Fiscalía en base a las declaraciones anteriores de la víctima. Unos testimonios a los que el forense dio credibilidad. Sí se reafirmó que esa relación forzada por las amenazas existió. La Fiscalía mantuvo su petición de doce años de cárcel y el pago de 80.000 euros, mientras que la defensa insistió con la absolución, reiterando que la única prueba de cargo son las manifestaciones de la chica y en ellas existen contradicciones.