El que fuera durante años 'amo indiscutible de las plazas de toros', Juan Antonio Ruiz 'Espartaco', ya luce en la solapa su 'Castillete de Oro' del Festival Internacional del Cante de las Minas, que reconoce su dilatada y exitosa carrera como matador, así como su labor de difusión de la cultura española, del toreo y del flamenco, siempre entrelazados, por todo el mundo. Espartaco estaba muy feliz de recoger la máxima distinción del festival después de que se cumpliera el 35 aniversario desde que tomó su alternativa como torero.

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El encargado de entregarle este reconocimiento ha sido el alcalde de La Unión y presidente Ejecutivo de la Fundación Cante de las Minas, Francisco Bernabé, en presencia, además, de un buen amigo de Espartaco, el también torero Pepín Liria.

El diestro se ha mostrado “muy feliz” por un reconocimiento que le llega cuando ya está retirado y puede disfrutar de este tipo de galardones. Además, ha asegurado que la satisfacción es aún mayor porque el “Castillete de Oro” es uno de los premios más importantes que puede recibir un personaje público, por lo que le llena de orgullo que la Fundación Cante de las Minas se haya acordado de él en esta ocasión.

Espartaco ha añadido que el Festival del Cante de las Minas está realizando una labor impresionante en la defensa de la Tauromaquia, arte estrechamente unido al mundo del flamenco desde siempre ya que ambos representan a España en todo el mundo.

El homenajeado ha hecho balance de su trayectoria profesional, y ha asegurado que lo más bonito es “el cariño de la gente”, el respeto hacia su trabajo y su persona, y el apoyo que siempre ha sentido dentro y fuera de la plaza.

El nuevo 'Castillete de Oro' del festival del Cante de las Minas es hijo del matador Antonio Ruiz Rodríguez, “Espartaco”, y hermano del también matador Francisco José Ruiz Román, “Espartaco Chico”. La vocación paterna le animó a ser torero desde muy temprana edad.

Fue el 1 de agosto de 1979, actuando como padrino El Cordobés y atestiguando el momento Manolo Cortés, cuando Espartaco tomó la alternativa en Huelva.

Desde 1985 hasta comienzos de la década de los años noventa, "Espartaco" se convirtió en el número uno indiscutible entre todos los matadores de toros, hegemonía basada en la cantidad de contratos que se le ofrecían y en su excepcional conocimiento de las técnicas de lidia.

Además, durante dicho reinado al frente del escalafón, hizo gala de unas espléndidas facultades a la hora de ejecutar la suerte suprema, habilidad que le permitió superar a cualquiera de sus compañeros en el número de trofeos recibidos.

Se retiró por una lesión de rodilla en 1995, para reaparecer cuatro años después, una vez recuperado, obteniendo de nuevo un gran triunfo en la Real Maestranza durante la Feria de Abril. Su adiós definitivo a los ruedos se produjo en 2001, con casi 2.000 festejos a sus espaldas. En diciembre de 2003 el Consejo de Ministros le concedió la Medalla de Oro al mérito en Bellas Artes.