Manuel Soler Mesa lleva casi un mes en huelga de hambre “por lo problemas que estoy recibiendo por parte de la Comunidad Autónoma para recibir alguna ayuda de inserción social”, expone este unionense de 45 años de edad que en su perfil de Facebook cuelga los tikets de la báscula en los que se refleja su peso cada día. “Me piden documentos más propio de quien solicita la nacionalidad e, incluso, un certificado de estar separado de mi pareja cuando resulta que nunca ha estado casado”, expone.

Manuel es hijo de unionense (“mis padres están enterrados aquí”), pero ha estado residiendo en diversas etapas entre La Unión (de 1977 a 1985 y 1988 a 1992, anteriormente) y en Bélgica, a donde emigraron sus progenitores por motivos laborales. De este país regresó en mayo de 2012. “He trabajado en lo que he encontrado, unas veces a través de amigos y otra, incluso, contratado por el Ayuntamiento para el Cante de las Minas y las Fiestas del Rosario, pero acabó y después se busca pero no se encuentra trabajo, aunque no tengo problema físico alguno”, comienza exponiendo, además de señalar que el tiempo cotizado “no es suficiente para cobrar del Serfcarm”.

Ante esta situación y el aumento de las deudas (“mi casero está teniendo mucha paciencia, lo que le agradezco”), decidió solicitar una ayuda a Asuntos Sociales de la Comunidad Autónoma, pero esa ansiada inyección económica se le resiste. “Me han puesto excusas tontas y algunas veces me piden papeles surrealistas, como un certificado de que estoy separado cuando nunca me he casado, como refleja el DNI y el pasaporte. Por ese motivo ya tuve una denegación de la ayuda. Otro documento que me solicitan es certificar cinco años de residencia, pero ahora sólo llevo tres y medio y el archivero municipal me han dicho que está de baja y resulta que debe ser quien lo elabore pues antes estos datos no estaban informatizados”, indica. Dice que ha buscado asesoramiento a través de la asistente social municipal, “pero sé que el Ayuntamiento tiene las arcas vacías, pero aún así, me parece más posible recibir una ayuda por esta vía que a través de la Comunidad Autónoma, que es la responsable. Sigo intentando a través de la asistente demostrar que llevo aquí esos cinco años de residencia que me exigen”.

El malestar le ha aumentado “al ver como amigos que pidieron esas ayudas después que yo las tienen”, dice en alusión a esas prestaciones por reinserción básica de 350 euros para personas solteras y de 450 para matrimonios, "además de que te ahorras pagar los medicamentos", remarca. “Me ponen más requisitos que emigrantes que acaban de llegar o a la persona que solicita la nacionalidad española, que es la que yo tengo”, expresa. Así, un día, el pasado 24 de junio, que regresaba de sufrir otro rechazo administrativo “me propuse iniciar la huelga de hambre como protesta.

Afirma que sólo consume azúcar y líquidos, “como tila o poleo menta”, y que en este tiempo ha perdido ocho kilos y medio. ¿Hasta cuándo seguirá en esta postura de fuerza? No se lo ha planteado, “hasta donde sea y que salga el sol por Antequera”, expresa visiblemente desanimado.