El jugador, tras una brillante trayectoria en el fútbol sala, en la que ha saboreado tres ascenso y una final en la élite, está a prueba como media punta con La Unión Club de Fútbol de Tercera División. “Llevaba tiempo planteándome este cambio”, indica a este diario quien considera que hay parcelas del fútbol-5 que son “perfectamente” aplicables al fútbol-11.

Sergio Rivero protagoniza un caso con escasos precedentes en el mundo del deporte, como es que un jugador pase del fútbol sala al fútbol. Después de una trayectoria dilatada y exitosa en el fútbol-5, con dos ascensos y la disputa de una final por el título de liga en la máxima categoría, esta pasada temporada regresó al Cartagena Fútbol Sala, donde saboreó otro salto de categoría. Sin embargo, “al haber encontrado un puesto de trabajo, no puedo entrenar como lo exige la élite del fútbol sala ni algunos viajes”, expone este gaditano de 37 años de edad, quien, como es lógico, piensa en su futuro laboral como prioridad.

Ahora ha decidido probarse en el fútbol-11, “por su presidente, Francisco Guardiola, con el que he entablado amistad. Me lo ofreció y me decidí”, y lleva menos de una semana en los entrenamientos con Carlos Rivera, que son al atardecer, lo que no afecta a su otro trabajo. “Si el entrenador decide que me quede, mi objetivo es pasar un buen año. Hasta los 19 años jugué al fútbol y ahora me ilusiona mucho volver a intentarlo, pues lo llevaba pensando desde hace tiempo. Cuando acababa mis temporadas de fútbol sala, en verano jugaba partidos”, indica a este diario.

Dice que poco a poco “va cogiendo la dinámica de los entrenamientos y del fútbol, además de aprender de mis compañeros” y que su puesto en el terreno de juego sería el de media punta, “una posición en la que me encuentro a gusto”. Considera que el fútbol sala y el fútbol son complementarios, pues “aunque son distintos metros y recorridos, el fútbol sala requiere mucha técnica que ayuda a controlar el balón, además de saber atacar y defender a la vez, entre otras circunstancias”.