El ‘minero de la cruz’ vuelve a descender por el Camino del 33 arropado por casi trescientos fieles
Escrito por Carlos Illán Ruiz. Fotos: Antonio Meroño 'Jayam'. 31 de marzo de 2019, domingo
El Cristo de los Mineros, tras no poder salir en 2018 por la lluvia, ha vuelto a efectuar el singular recorrido en vía crucis desde la mina Agrupa Vicenta hasta el templo de la Patrona, en una novena edición en el que los hombros femeninos han tenido un alto protagonismo portando a la imagen y en el que el arte de Esteban Bernal en las escenas de cada una de las catorce estaciones fue otro gran aliciente.
El ‘camino de la cruz’ es sentimiento, es seña de identidad y es devoción. Se estrenó en abril de 2011, pero la sensación es que se viene celebrando toda la vida por el fuerte enraizamiento en la fe de un pueblo al que este acto lo hace diferente al resto. No se pudo celebrar el pasado año por la lluvia y había muchas ganas de volver a acompañar al Cristo de los Mineros en su bajada hasta la iglesia de la Virgen del Rosario. La prueba es que, pese al frío y al viento, fueron muchos los que dieron cálida compañía al Crucificado. Cerca de trescientas personas, según pudimos calcular, se pusieron en marcha a las seis y media de la tarde, casi todos con velas encendidas en sus manos, que fueron distribuidas por los hermanos de la Cofradía del Cristo de los Mineros, siendo novedad este año en la cabeza de la comitiva la presencia de una cruz metálica procesionario que sustituía al tradicional estandarte (se reservó por la presencia del viento). 
La otra innovación estaba en las catorce estaciones situadas en el recorrido, nueve de ellas en el kilómetro y medio de baja, quedando las restantes ya en territorio urbano. Las obras que ha creado el artista unionense Esteban Bernal por encargo de la hermandad fueron marcada cada una de las paradas, mereciendo su calidad numerosos elogios de los presentes.
El sol fue cayendo conforme avanzada el vía crucis, llegando de noche el Cristo a su punto de destino sin tocar suelo, pues, como es preceptivo, fue portado a hombros, con diversos relevos y con un importante protagonismo en esta ocasión de damas costaleras. La mesa de la cofradía, las agrupaciones pasionarias, la corporación municipal y los caballeros de Santa Bárbara, entre otros, llevaron al ‘minero de la Cruz’ hasta su punto de destino, donde la imagen fue instalada en su capilla.
