Esta vez no fue un número de mala suerte, todo lo contrario, con lo que la décimo tercera Copa de Europa cayó en el zurrón del Real Madrid, desatando una inmensa alegría en el más del millar de aficionados que compartieron la final frente al Liverpool en el Antiguo Mercado Publico de La Unión. GALERÍA DE FOTOS (pinchar aquí)

El portal'la-union-ciudad-del-cante-y-minera.es' ha elaborado un vídeo con el inicio de la concentración de los aficionados 'merengues', que se puede ver en su pestaña de fútbol: pinchar aquí

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Noche de ilusión aderezada por alegrías (los goles blancos), disgustos (el empate inglés), sustos (el remate al poste del Liverpool con 2-1), golazos (la chile de Bale) y ‘churros’ (el primer y tercer tanto madridista). Lo cierto es que lo que era el título 13 no vino mal y en absoluto tuvo mal fario, pues más bien aportó unas dosis de buena suerte nada habituales en este tipo de grandes finales continentales. Así, que la estrella del rival, el egipcio Salah, tuviera que retirarse del campo por lesión a la media hora de juego vino muy bien, al igual que tener bajo los palos ingleses a un ‘amigo’, como lo fue Karius. Increíbles los goles que propició (1-0 y 3-1).

El caso es que el Antiguo Mercado Público fue un hervidero que disfrutó a tope este nuevo trono europeo del Real Madrid en un acto organizado por la peña madridista Bahía de Portmán de La Unión. Camisetas, bufandas, banderas… Se respiraba Real Madrid por los cuatro costados. También estaban el alcalde, Pedro López, y el edil de Deportes, José Solano. El corazón del regidor no es blanco, pero sí unionense, y anoche el emblematico edificio acogía a un buen número de sus vecinos. La fiesta se desató tras cada gol y especialmente al acabar el partido, por eso los asistentes no pudieron escuchar la ‘bomba’ que dejó Ronaldo (el único de la BBC que no marcó) sobre su futuro. Pero anoche, eso era lo de menos, era cuestión de disfrutar y así, la fiesta continuó dentro del edificio y por las calles, especialmente con el claxon de numerosos vehículos.

Fue una gran fiesta blanca, de las que da gusto compartir, a la que sólo le sobraron unos muy pocos. Me vengo a referir a los asientos rotos que observamos en el interior del Antiguo Mercado Público. El Real Madrid, ni ningún club con solera, merece vándalos en sus filas, que, en este caso, contrasta con el señorío que durante años ha hecho gala el club. Son (muy pocos) pero manchan.